jueves, 13 de octubre de 2011

731.

Tengo tanto frío que puedo sentirlo en mis huesos.
Puedo sentir su electricidad en mi cuello, bajando por mi columna vertebral, expandiéndose por mis costillas, electrocutando mi estómago y congelando mi corazón. Siento cómo duelen mis dedos y moverlos más difícil se hace cada vez. 
Toco mi cabeza y siento su calidez. Aparentemente es lo único cálido que tengo en este momento.
Pudiese ser mi imaginación, pero creo que mis venas están especial y fríamente coloridas hoy. Puedo acariciarlas y calcarlas; contornearlas y remarcarlas; puedo sentirlas bailando al son de mi corazón, pero hoy no tienen ganas de congelarse.
Yo parpadeo y ruego que desentierres mis fodongos e informales versos y los saques de mi propia tierra.
¿Qué es de mis letras si se esconden detrás de la puerta? Me preguntó la voz de atrás. 
Me acuesto en posición fetal, cubro mis ojos, e inmediatamente puedo ver aquella luz tostada. Puedo escuchar las guitarras y voces. Puedo escuchar los gritos. Puedo escuchar mis propios pensamientos que ya no se están escondiendo atrás de mis paredes. Puedo escuchar los vidrios rompiéndose. Puedo escuchar mi corazón sincronizándose ¡Mi corazón, te digo! Puedo escucharme aferrándome a la tela. Puedo escucharme suspirar.


Hace frío. Aparentemente no se irá por un buen rato, pero esta vez se siente diferente...

No hay comentarios: