jueves, 27 de octubre de 2011

Sobre bestias que no mueren.


Otro día más en esta guerra que parece jamás acabar. 
Desde tempranas horas de la mañana escuché sus graves gritos y gruñidos. A pesar de que con el tiempo se volvían más y más feroces, ya no me impactaron como las primeras veces. Se estaban acercando.
Los demás seguían durmiendo cómodamente, así que tratando de no hacer ruido, me desenvolví de las cobijas, y con mucho cuidado me asomé por la ventanilla. Sí, se estaban acercando más y más; venían del norte.


"Maldición, tenemos que movernos de nuevo" Pensé. 
De inmediato tomé las llaves y arranqué, despertando a mi hermana y su amigo, que dormían en los asientos traseros. 
"¿A dónde nos llevas?" Me preguntó mi hermana. "No tengo idea, sólo debemos irnos muy lejos y muy pronto, se están acercando". 
No sé si era impresión mía, pero al parecer cada vez eran más rápidos, era como si evolucionaran y se hicieran mejores con el tiempo. 


Hace tanto tiempo que comenzó todo esto, que ya siento normal el dormir en una camioneta todos los días, saltar de pueblo en pueblo, comer cada 2 días, y pelear con uñas y dientes para conseguir agua; pero sobre todo, me acostumbré a correr por mi vida, a matar sin compasión algo que ya está muerto, a transformar cualquier instrumento en arma mortal, a salpicar cerebros. A los asquerosos zombies. 


Seguí manejando a toda velocidad, esquivando chatarra y aplastando cadáveres, rompiendo reglas de tránsito que no importaban ya, tratando de suprimir mi miedo por medio de la velocidad. Oía que mi hermana y su amigo platicaban, de vez en cuando me sugerían rutas nuevas, y otras veces más, lanzaban insultos a los no-muertos.
 A pesar de que podía oírlos, no captaba en realidad todo lo que decían; mi mente estaba muy concentrada en el miedo que sentía de aquellas bestias a pesar de haber convivido ya con ellas mucho tiempo. Mi actitud siempre fue cruel, altanera e impulsiva, pero es que debo mostrarme fuerte ante los que quiero; ya perdimos a muchos en el camino, ya sufrimos suficiente, ya no podemos olvidarlos. Ya no puedo dejar de ver su mirada de terror mientras los zombies se apoderaban de su cuerpo cada vez que cierro los ojos. Después de tanto tiempo, sigo teniendo mucho miedo.
A veces siento como si me contagiaran sin contagiarme de verdad. Me hacen sentir entumecida mentalmente. Alejada.


Mientras manejaba por la carretera, vi a una mujer joven que corría desesperadamente mientras la perseguían. De inmediato paré y bajé de la camioneta con intención de ayudarla, mi hermana intentó detenerme pero no la escuché.
Siempre se me dio esto de tomar malas decisiones.
Cuando bajé me di cuenta de que la perseguían más zombies de lo que creía, desenfundé la espada que mi abuelo me dejó antes de morir y me propuse acabar con todos ellos. La espada era realmente pesada, pero aún así logré levantarla. Un solo movimiento rápido y logré rebanar las cabezas de 3 de ellos; la espada era tan pesada que no pude detenerla adecuadamente y casi la entierro en mi brazo izquierdo. Mi hermana y su amigo nos observaban desde dentro, yo les pedí que no se arriesgaran. La mujer que corría se hincó junto a la camioneta, exhausta.
Aún faltaban otros 5 y se estaban acercando rápidamente. Tomé mi revólver que prometí usar sólo en casos de emergencia y comencé a disparar.
No logré darles a todos en la cabeza, pero al menos hería sus piernas y espaldas para que no pudieran perseguirnos más. Faltaba ya sólo un no-muerto; tomé de nuevo la espada y la enterré en su hígado y con un fuerte y seguro movimiento hacia arriba, corté su pecho, su garganta y su cabeza, quedando yo salpicada de sangre y sesos, pero feliz.


Celebrando mi victoria, me propuse a ayudar a la chica que seguía sentada en el piso. La tomé por los brazos intentando cargarla, ella se levantó y me abrazó, y fue cuando escuché aquel grito característico que supe que todo había sido en vano. 
Ella había sido mordida y ahora mordía mi cuello. Con una patada la alejé y seguí pateando su cabeza.
Se me había olvidado el dolor por un momento. Pronto mi cuello empezó a arder y empecé a asustarme. Había terminado todo.


Mi hermana me miró con el terror más grande que alguien se pudiera imaginar. Desde lejos me dijo que me adoraba y yo le pedí perdón; se acercó con miedo, tomó mi mano y la besó rápido, subió al asiento del conductor, guardó el revólver y me dejó la espada. "Sabes qué hacer. Quisiera acompañarte, en verdad, pero no podría soportarlo, perdóname." Me dijo, sollozando y arrancó para irse por siempre.


Tengo frío pero el sol me quema, mis ojos arden. Ya no siento los dedos de los pies, ni mis brazos. Tengo muchas náuseas, comienzo a vomitar, es sangre.
No sé cuanto tiempo ha pasado desde aquella mordida, no sé cuánto tiempo ha pasado desde la primera infección. Siento que voy olvidando las cosas lentamente. Debo suicidarme, lo sé, pero mis fuerzas ya no alcanzan ni para estirar los dedos y tomar la espada para hacer algo al respecto. Mis ojos lloran, mi cuerpo se debilita. Ya es demasiado tarde. Cierro los ojos.
Gruño como todos ellos.




Terminó la guerra.
Al menos para mí.

Presión.

Entonces cerré los ojos e inhalé profundo para no volver a exhalar jamás.

domingo, 23 de octubre de 2011

Monsters are real...

He vivido con un letargo.
Tenía 12 años cuando lo noté por primera vez, lo recuerdo bien. Ni siquiera me daba cuenta de las cosas. Podía ver a un hombre saltando de un puente, y no me percataba de lo que acababa de ver hasta días después. Era como vivir en drogas, o en un estado automático muy chafa. 


Hasta hace un par de horas me di cuenta de que en verdad sigo con ese letargo sin razón alguna. Ese adormecimiento. 
Es como si no pudiera pensar correctamente, como si, por más que me esforzara, una parte de mí decidiera (sin consultarme antes) mantenerme alejada de la realidad, mantenerme dormida, mantenerme con pensamientos nublados. Es como si tuviera puestos unos lentes con graduación incorrecta, que más que ayudarme, sólo hacen que vea la realidad más borrosa, incierta y desenfocada.


Hace poco, me eché mi último cubetazo de agua helada. Una última oportunidad para despertar de nuevo. 
Desperté en el momento, inhalando fuerte, con el corazón agitado y los ojos abiertos a más no poder, pero como era de esperarse, el frío te adormece de nuevo después de un par de minutos...


Quisiera culpar a Octubre, la época y su clima por adormecerme de esta manera. Quisiera culpar a alguien, de verdad; pero en realidad, tengo la certeza de que la única persona que tiene la culpa, soy yo misma. Yo me he permitido llegar a esto, yo me he dejado llegar hasta aquí sin un freno, y sin capacidad aparente de volver.
Yo misma me he permitido hundirme en lodo, náusea, amargura, huesos, violencia, y una enorme ignorancia que me mata lentamente. Lo más triste es que no sé si puedo salir de aquí.
No sé si quiero salir de aquí.


Quiero despertar. ¡Quiero despertar! ¡Quiero despertar! ¡Quiero sentir algo!
¡Despiértame!




Monsters are real, and ghosts are real too. They live inside us, and sometimes, they win.

domingo, 16 de octubre de 2011

Poketober.

Me acabo de dar cuenta de que ya es Octubre.


Amo mi vida.
Y por 'amo mi vida' quiero decir: Carajo, ¿Tan desubicada estoy como para no notar que ya es Octubre y han pasado 16 días?

jueves, 13 de octubre de 2011

Debraye de dos líneas.

Y todo es más oscuro, más nublado, más esmerilado, más nebuloso, como espejo roto con cada segundo que pasa y cada gota que cae.

731.

Tengo tanto frío que puedo sentirlo en mis huesos.
Puedo sentir su electricidad en mi cuello, bajando por mi columna vertebral, expandiéndose por mis costillas, electrocutando mi estómago y congelando mi corazón. Siento cómo duelen mis dedos y moverlos más difícil se hace cada vez. 
Toco mi cabeza y siento su calidez. Aparentemente es lo único cálido que tengo en este momento.
Pudiese ser mi imaginación, pero creo que mis venas están especial y fríamente coloridas hoy. Puedo acariciarlas y calcarlas; contornearlas y remarcarlas; puedo sentirlas bailando al son de mi corazón, pero hoy no tienen ganas de congelarse.
Yo parpadeo y ruego que desentierres mis fodongos e informales versos y los saques de mi propia tierra.
¿Qué es de mis letras si se esconden detrás de la puerta? Me preguntó la voz de atrás. 
Me acuesto en posición fetal, cubro mis ojos, e inmediatamente puedo ver aquella luz tostada. Puedo escuchar las guitarras y voces. Puedo escuchar los gritos. Puedo escuchar mis propios pensamientos que ya no se están escondiendo atrás de mis paredes. Puedo escuchar los vidrios rompiéndose. Puedo escuchar mi corazón sincronizándose ¡Mi corazón, te digo! Puedo escucharme aferrándome a la tela. Puedo escucharme suspirar.


Hace frío. Aparentemente no se irá por un buen rato, pero esta vez se siente diferente...

sábado, 8 de octubre de 2011

Respuesta a Mónica Palafox.

Aquel lunes cualquiera, sin palabras me dejaste,
de mi sueño salté, y me quedé con tus letras
tan perfectamente puestas,
y a mi corazón cautivar, tú lograste.

En lágrimas me conviertes
con la sabiduría que compartes;
a carcajadas mi alma abrazas
con la simpleza que cargas.

Si de algo me arrepiento
es de no haberte conocido
por la mujer nombre de alimento
sino hasta que Frau Pilar lo hubo decidido. 

Yo no quiero tu legado,
sólo quiero de ti nunca alejarme,
y es que tú has logrado
de mis máscaras despojarme.

Por eso hoy te digo:
Palafox, cásate conmigo;
pregunto si me creíste
y te revelo que en mi trolleo, tú caíste.

martes, 4 de octubre de 2011

Sobre nubes que corren.

Había llegado una vez más a una ciudad totalmente desconocida.
Me asomé entre los edificios y las calles pobladas para observar a fondo lo que me deparaba. Logré ver a las personas caminando hacia sus destinos; por alguna razón la mayoría de ellas parecían sumirse en el hastío y caminaban lento, lento.
"Tal vez lo que necesiten sea un poco de emoción" pensé. En seguida me acerqué más para que me vieran y lograran emocionarse. Me puse sobre todas esas personas.
En cuanto me vieron, comenzaron a quejarse y a maldecirme; y pude notar cómo caminaban cada vez más rápido sin dejar de mirar hacia arriba, hacia mí.
"Pero, ¿por qué se van? ¿por qué se alejan? ¿es que no me esperaban?" les grité; pero de mi boca sólo salió un rayo seguido de un trueno, con el cuál la gente se apresuró aún más, sacando periódicos y recargándolos sobre sus cabezas cálidas y muchas de ellas, calvas.
Me dolía. De verdad me dolía ver cómo la gente huía de mí. Yo había llegado a visitarlos con la intención de sorprenderlos y me lo agradecían así: huyendo de mí y lanzando maldiciones.
En 3 segundos me llegó una rabia increíble, y con la intención de intimidar aquella ciudad que se creía tan poderosa, lancé 3 ó 4 truenos increíblemente poderosos. Me sentí orgullosa de mí misma y mi padre lo hubiera estado también.
Aparentemente sólo logré enojarlos más y me seguían maldiciendo y diciendo cosas como "Ojalá que se vaya rápido". Y extrañamente pasé de sentirme enojada, a tener una tristeza increíblemente profunda. Poco a poco me volví más y más oscura, hasta que ya no pude más y finalmente dejé caer mis grandes lágrimas, bañando toda la ciudad con mi tristeza y envolviéndola en mis brazos de aire helado.
No sé cuánto tiempo lloré, pero eventualmente logré calmarme y dejé que pasaran a la ciudad los rayos de sol y su calidez. Me sentía bastante apenada después de haber llorado tanto. Entonces corrí, y corrí hasta que llegué a un lugar desconocido, bastante vacío. Un campo hermoso, pero seco.
Me quedé observándolo y vi que una pareja salía de una casa pequeña. En cuanto me vieron, sonrieron y pude escucharlos agradecer mi llegada. Las plantas se estaban secando.
Aparentemente me necesitaban, y podían mostrarlo, les emocionaba mi llegada, me encontraban utilidad, me querían con ellos.
Finalmente volví a llorar. Esta vez, de felicidad, y sonreí, sonreí mucho.

domingo, 2 de octubre de 2011

Borrón y cuenta nueva/ No es un primer post.

Verán ustedes, no es mi primera vez escribiendo en internet cualquier cosa que pase por mi mente y redactándola como si les fuera a completar la noche.
El chiste es que, debido a muchas razones que pudiesen o no involucrar pies amarrados, borregos rapados, y calcetines mojados, decidí abrir un nuevo blog.


Además de las razones con credibilidad ambigua de allá arriba, decidí abrirlo porque mi viejo blog ya era un verdadero desastre, sinceramente. Un blog en el que las primeras entradas ni siquiera tienen buena ortografía, tienen una pésima redacción, y en el que la mayoría del tiempo escribía de una manera sumamente emo y pretenciosa. Hasta yo solita me deprimía cuando me leía.
Claro, el blog del que hablo sigue existiendo y seguirá existiendo por el resto de la eternidad, y si alguien (que no me haya leído antes) lo encuentra, tendrá la increíble oportunidad de ganarse un Gansito, de lo contrario, sólo se quedará con las ganas.


Así que, de una manera muy simbólica (pues no me sirve de mucho abrir otro blog y sufrir la flojera de agregar montones de widgets en la barra lateral tan sólo para sentir que estoy comenzando de nuevo) esto es como una manera de escribir siendo más "yo misma", olvidando las barbaridades ridículas de las que escribía, y mi mala redacción que sigo sin corregir, dejándolos a ustedes sin rastros de mi pasado y sin elementos para burlarse de mí. ¿Quiubo?


Y sí, ya sé que el diseño es casi idéntico al de mi blog anterior, tampoco estoy tan ciega, carajo.